Algunas señales para saber cuando acudir al logopeda, que pueden alertar a los padres de que sus hijos padecen algún tipo de trastorno o alteración en la comunicación y desarrollo, puede ser: no juega con otros niños, no tiene contacto visual, es poco expresivo, tiene escaso vocabulario, dificultades a la hora de entender al niño cuando hablar porque omite y/o sustituye sonidos por otros, pierde volumen y fuerza o se queda sin voz con demasiada frecuencia, si le cuesta comprender los deberes, los textos, si el niño no comprende al adulto cuando éste le habla,… En todos estos casos, la actuación temprana es la mejor política a seguir. A la hora de intervenir, es difícil d establecer un patrón de actuación genérico, puesto que depende del problema y del niño. Aquí exponemos una serie de objetivos a tener en cuenta a la edad del niño.
Atención temprana, siempre en comunicación con los pediatras.
De 0 a 1,6 años
Gira la cabeza hacía el hablante o hacia la procedencia del sonido.
Se sobresalta al oír ruidos fuertes.
Empieza a imitar sonidos del adulto.
Hace pedorretas.
Presta atención a la conversación de los demás.
Identifica un objeto entre dos al nombrárselo.
Pide lo que quiere mediante gestos o vocalizaciones.
Trata de comunicarse con los demás.
Responde adiós con sentido.
Señala partes de su cuerpo al nombrárselas.
Nombra objetos y personas.
Coge un objeto y se lo da a la persona que especificamos.
De 1.6 a 3 años.
Señala o nombra dibujos sencillos.
Imitación de palabras que no había oído antes.
Comprende adjetivos cómo grande, pequeño, caliente, frio.
Sigue órdenes de una acción y dos objetos.
Usa palabras para expresar necesidades.
Usa frases de tres elementos.
Sabe su nombre y el de los demás.
Le gusta ori cuentos.
Empieza a utilizar pronombres.
Deberá tener adquiridos los fonemas /t/, /k/, /b/, /g/, /l/
De los 3 a 4.6 años.
Comprende los tiempos pasado y futuro.
Comprende algunas categorías semánticas.
Se da concordancia de número con el género en los artículos determinados.
Produce frases de hasta 8 palabras.
Relata experiencias inmediatas.
Responde a preguntas.
Habla durante el juego.
De los 4.6 a los 6 años.
Identifica algunas articulaciones.
Comprende sinónimos y antónimos.
Puede nombrar cosas absurdas en una ilustración.
Describe objetos según su forma, color y función.
Concepto de cantidad.
Responde a la pregunta ¿por qué? Con una explicación.
Utiliza adverbios de tiempo.
A la edad de seis años, debe de haber adquirido el 95% de los fonemas.
Cuenta historias, relata hechos importantes.
Define palabras.
La estimulación temprana logopédica es el pilar que ha de mantener el lenguaje y la comunicación de la persona a los largo de su vida, por lo que hay que considerarlo como una parte muy importante en la etapa infantil.
A partir de los 6 años y hasta la adolescencia, hay que tener en cuenta si el niño realiza o no las diferentes funciones cognitivas, lingüísticas, y fonológicas correspondientes a su edad:
- Cuando hay problemas a nivel evolutivo, tanto a nivel del lenguaje como cognitivo y psicomotor.
- Cuando cambia, sustituye u omite fonemas.
Cuando las producciones del habla y/o lenguaje son muy simples, sin apenas palabras en la oración. - Cuando no adquiere el lenguaje oral adecuadamente, tanto a nivel expresivo como comprensivo.
- Cuando hay problemas a nivel de lectura, escritura, calculo, razonamiento, comprensión lectora.
- Pacientes con tratamiento de ortodoncia: deglución atípica, hipotonía, incoordinación lingual.
- Retrasos madurativos.
Adolescencia, adultos y ancianos.
- Dificultad en la comprensión de textos.
- Incapacidad de realizar síntesis y/o esquemas.
- Problemas en la escritura y lectura.
- Alteraciones en la voz, debido a disfunciones orgánicas, mal uso vocal, o por traumatismo o enfermedades.
- Cualquier tipo de alteración en el lenguaje, habla y comunicación debido a traumatismo, enfermedades o demencias.